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20 de mayo de 2025

AQUELLAS CARTAS


Como epílogo del Desastre de Annual, en los primeros días de agosto de 1921 se consumó la caída del frente de Melilla, y tan solo once días después, el 17 de agosto, comenzó en Melilla la primera de las contraofensivas a cargo de unidades del Tercio y de Regulares, que ese mismo día ocupan ya Nador.

Hasta aquí, estas líneas podría ser el final o el principio de uno de las muchas relatos de la Guerra del Rif, en la que los soldados españoles sufrieron las penalidades de una campaña que conocemos a través de documentos oficiales, expedientes y libros de historia, pero también a través de las cartas de los soldados cargadas en muchos casos de miedo, pero también de ganas de vivir y de volver a la tierra que les vio nacer.

Un buen número de estar cartas fueron publicadas por el diario El Liberal y recopiladas por J. Rodríguez La Orden en un libro editado en noviembre de 1921 con el titulo LAS CARTAS DE LOS SOLDADOS SEVILLANOS A SUS NOVIAS, A SUS MADRES Y A SUS AMIGOS. Hoy os propongo la lectura de una de ellas en el que con un lenguaje popular y una gran dosis de gracejo sevillano Francisco le cuenta a Josefilla que las tropas española ya han llegado a Nador. Aún en medio de la guerra, pervive el sentido del humor como el mejor antídoto contra el mismo espíritu de la guerra.

Aquí la tenéis:

 

A JOSEFA GUTIERE
CAÑO QUEBRAO
SEVILLA
Josefilla: te tengo que dar una buena noticia: sabrá que yo quise tener reuma pa aprovechá tu consejo y no salí del ospitá, pero er médico se empeñó en decí que estaba más güeno que él, y me dio er pasaporte pa ingresá otra vé en filas. Le dije que tenía calentura, y me contestó que lo que llo tenía era mieo ¡Mira tú que decirle a uno que tiene mieo cuando ya está fogueao!...Me dio coraje y me marché a mi batallón. Tos los compañeros estaban bibos toavía: abían echo arguna salía a retaguardia, que quié desí detrás de los que ban delante, y no les abía paso ná.
Si llo hubiera sabío eso de la retaguardia, me pongo güeno antes, porque un sordao de retaguardia, si recibe un balaso, es un balaso que viene perdío, y se llama un balaso de segunda clase, y esos no asen daño: es como si le dieran a uno con una siruela en la cabeza, que se agacha enseguía, coge la siruela, se la come y…jala palante.
Estamo de operacione: emos tomao Nadó, es desí, nosotros no emos tomao más que unas sandías que nos encontramo ar paso, pero los que ban delante ya an entreo en Nadó. Nadó es una siuda de las que ai a quí, con cayes, con plasuela, con iglesia, con escuela pa los chiquiyos, con fábrica, con simenterio, con guardia siví y…to lo necesario pa que aya orden y puean robá en los armasenes de comestible.
Josefilla, yo estoi conbensío de que en la guerra, en no estando uno donde arriman candela, no pasa ná. Nosotro estamo mu bien situado: pa que entremo en fuego tienen que matá a toa la vanguardia, y como allí van lo menos sinco mil caballos y la mar de gente de las que pelean de berdá, pa que llegue asta nosotro era necesario que toas las chumberas echaran moro en ves de igos chunbos.
A luego está la artillería, que se pone en er muelle de Málaga y des ayí echa abajo er Gurugú. Cuando la artillería comiensa a arrimá candela, se acaban tos los moros balientes, y juyen que se las pelan. No son capaces de esperá ni la bala de un cañón chiquitiyo ¡Que se abían creío ello que no íbamo a tené artillería! Eso era antes, porque nos la quitaron esos perros, pero ahora tenemos cañone de tós los tamaño, de los que disparan palante, y no de aquellos que disparaban patrás.
Llo creo que con los artilleros solamente se gana la guerra y pronto yegaremos ar Qué. Er Qué es un rio casi como el Guadaira…(¡no te bayas a creé que como er Guadarquiví!¡ como ese no ay más que ese!) y en llegando ar Qué ¿qué? Pos que nos iremo pa casa: dejaremo aquí a los artiyero pa que de cuando en cuando le manden arguna rasone a los moros que las quieran dá de guapos, y tó sacabará.
Ya ves tú, nosotro nos creímo que esto iba a sé las ruinas de Parmira o el terremoto de la Martiquina, y tó ba a concluí en ¡Biba Merengué!(…).
¡Josú que ganas tengo de vorvé pa abrigarte en la puerta, con mi capa, el prórsimo invierno! Estoy güeno ya, no te apure.
Asta la tulla, se despide tu QUICO.
24 SEPTIEMBRE, 921.



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