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8 de julio de 2021

LA FORJA DE UNA DERROTA

 

“Resistid una noche, una más” es parte de la arenga del capitán de artillería de La Paz, a la que se suma la del comandante al mando, Julio Benítez, en la posición de Igueriben, en Marruecos, un 18 de julio de, hace ahora exactamente un siglo.

 Lo narraría uno de los escasos supervivientes de aquella masacre, el teniente Luis Casado, que junto al comandante Benítez, y los capitanes de La Paz o Bulnes son parte de un destacamento de soldados españoles aislados frente al fuego de las harkas rifeñas marroquíes, en las inmediaciones de Annual. Resisten esperando socorro, pero apenas dos días más tarde, la guarnición de la que deberían de partir sus rescatadores, al mando del general Manuel Fernández Silvestre, son también masacrados en la trágica jornada del 21 de julio. Acaba de comenzar el Desastre de Annual 

Un episodio de nuestra historia al que ninguna institución oficial ha querido rendir justa memoria a lo largo de estos 100 años. Ni siquiera se acomete ahora que se cumple un siglo de una fecha que marcaría el devenir de nuestra historia.

Annual, Dar-Drius, Batel-Tistuin, Monte Arruit, Zeluán y Nador son algunos de los principales hitos del calvario que se inicia en Annual el 21 de julio y culmina el 9 de agosto en Monte Arruit.

Pero la tragedia que sufrió el ejército español en apenas dos semanas, aunque en ningún modo previsible, fue consecuencia de una larga lista de errores políticos y militares. 

Un vistazo precipitado sobre el mapa de la parte oriental del Marruecos español, en mayo de 1921, hubiese inducido al observador  a la creencia, falsa, de que España avanzaba con buen pie hacia la total ocupación del Protectorado. El avance del general Silvestre hacia el oeste de Melilla había sido muy rápido, y en menos de un año y medio había conseguido dominar tanto territorio como el que se había ganado en los doce años precedentes. 

 


 

Sus líneas más avanzadas se extendían de norte a sur, desde Sidi Dris, en el Mediterráneo, por la cadena montañosa que atraviesa Annual, hasta el sur, en Zoco el-Telata de Metalsa. Los puntos de penetración española más avanzados distaban de Melilla unos 130 Kms al oeste.

El 7 de abril de 1921 El Telegrama del Rif predijo que el ejército se hallaría pronto en la bahía de Alhucemas. Un optimismo excesivo a tenor de la realidad a la que se enfrentaban los españoles. El área dominada era escarpada, árida y montañosa, accesible solo por primitivos senderos y mal abastecida de agua. Además, la sumisión de las tribus era más aparente que real. En realidad la zona se hallaba sumida en una hambruna producida por dos años de malas cosechas, y muchos rifeños habían emigrado a Argelia en busca de trabajo, por lo que aquellas tribus no estaban en condiciones de resistir.

Por su parte las condiciones del ejército español dejaban mucho que desear. El Alto Comisario Berenguer había escrito, en febrero de 1921, un extenso informe al Ministro de la Guerra tratando de las deficiencias en los suministros, así como en los servicios de material y sanidad, haciendo también mención del mal uso del crédito. El ministro de la Guerra, Eza, transmitió el informe a las Cortes, añadiendo que la moral era buena, pero que sus condiciones eran pésimas.

Indicó que en el sector de Teffer, cerca de Alcazarquivir, se mantenía de servicio a los soldados, sin descanso, durante meses enteros. Los barracones de Larache y Melilla eran mugrientos, lo mismo que los hospitales en cualquier punto del Protectorado. Las bajas debido a la malaria eran excesivas.

La paga del ejército era muy pequeña y su equipo insuficiente. Apenas existían médicos y hospitales de campaña, y sin embargo, a pesar de ello, el soldado soportaba su vida con fortaleza y combatía bravamente.

Silvestre tenía 25.700 hombres- 20.600 españoles y 5.100 regulares marroquíes-esparcidos por toda esta área en un total de 144 guarniciones, entre destacamentos, blocaos y pequeños fuertes. La guarnición corriente de un blocao se componía de 12 a 20 hombres, sin embargo los puestos de Batel, Dar Drius, Buy Meyan y Annual estaban dotados, cada uno, de una guarnición de 800 hombres o más.

Sin embargo, gran parte de estas posiciones estaba mal situadas estratégicamente y eran difícilmente defendibles ya que estaban rodeadas de elevaciones que las convertían en blanco fácil, y sin amplios espacios abiertos a su alrededor para asegurar la eficacia de la artillería en caso de necesidad, carentes de agua o lejos de las aguadas y sin adecuados caminos para asegurar su pronto socorro o una rápida retirada.


 

El coronel Morales, partidario de la estrategia del avance cauteloso en el Rif, había mantenido reuniones con los Beni Urriagel en los que parecían dispuestos a negociar pacíficamente con los españoles, lo que suponía un avance crucial para llegar a la bahía de Alhucemas. Esta posibilidad alertó a Abd el-Krim, que gozaba de un alto prestigio entre las tribus rifeñas, y que prohibió a los españoles cruzar el río Amerkan.  Sin embargo Silvestre haciendo caso omiso de esta advertencia, cruzó el río y el 1 de junio establece una posición en la colina de Abarrán. Aquella misma tarde nada más retirarse la fuerza de apoyo fue atacada por un harca de rifeños y de los 250 hombres que componían la fuerza, 179 fueron muertos, entre ellos su comandante el capitán Salafranca. Los supervivientes se batieron en retirada volviendo a cruzar el río hasta llegar a Buy Meyan.

El Capitán Salafranca, organizó y dirigió la defensa de Abarrán como Jefe de esta posición, alentando con su ejemplo a las fuerzas que la guarnecían y continuando al frente de ellas después de ser herido, dando ejemplo de valor, abnegación y entereza, ante un enemigo superior en número y medios de combate; a pesar de luchar en condiciones desventajosas la prosiguió con entusiasmo hasta el momento de sufrir otra herida que le ocasionó la muerte. 

 
 El Capitán Salafranca, organizó y dirigió la defensa de Abarrán como Jefe de esta posición, alentando con su ejemplo a las fuerzas que la guarnecían y continuando al frente de ellas después de ser herido, dando ejemplo de valor, abnegación y entereza, ante un enemigo superior en número y medios de combate; a pesar de luchar en condiciones desventajosas la prosiguió con entusiasmo hasta el momento de sufrir otra herida que le ocasionó la muerte.

La caída de Abarrán fue el primer descalabro de las tropas de la comandancia de Melilla desde que el general Silvestre se había hecho cargo de su mando, pero ya anticipaba lo que habría de venir. Según se señaló en el denominado Expediente Picasso “fue un desacierto e impremeditación aventurar el avance de Abarrán, obrando con un exceso de arrojo o ciega confianza”  

Estos hechos fueron interpretados por el mando español, no como el prólogo de lo que había de suceder, sino como un episodio aislado. Esta fue la idea que el general Silvestre transmitió a Berenguer, su superior, en la entrevista que ambos celebraron a bordo del crucero princesa de Asturias, en aguas de Alhucemas el dia 5 de Junio.

A los españoles les pasó desapercibida la potencialidad del contingente rifeño hasta que el 17 de julio de 1921 Abd el-Krim lanzaba un repentino ataque a todas las líneas españolas, al tiempo que Berenguer declaraba al diario madrileño El Sol que el pueblo español podía estar seguro de que la labor de pacificación en Marruecos se realizaba con todo éxito, con solo algunas pérdidas aisladas.

La gran tormenta estaba a punto de estallar.


1 comentario:

  1. Muchas gracias por ilustrarnos con este magnífico articulo!

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